Escritos formativos y pastorales del
P. ALFONSO JUAN BOSCO
DÍEZ DE SOLLANO Y ORTEGA SDB
Si les parecen útiles para el pueblo de Dios, háganles propaganda y denle gracias al Espíritu Santo bajo cuya moción e inspiración los realicé. Todos son fruto de reflexión apostólica y teológica sea sobre experiencias llevadas a cabo o sea como solución a necesidades pastorales concretas y probadas y comprobadas con frutos; el campo de experimentación fueron, entre otros, la Comunidad Laical Jesús Amigo, varios grupos de Cooperadores y con la megaparroquia que fundó de cero e hizo crecer mi hermano Salvador que llegó a tener unos 2500 apóstoles laicos y que cuando mi hermano la dejó era posiblemente la mayor de la Iglesia Católica y que en su lugar dio lugar a 6 parroquias de más de 50 mil habitantes cada una. La casi totalidad de lo que escribo no son reflexiones teóricas o experiencias hipotéticas recomendables.
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Mis escritos están RESPALDADOS CON DERECHOS DE AUTOR PARA EVITAR QUE ALGUIEN HAGA NEGOCIO IMPRIMIÉNDOLOS porque mi voluntad es que puedan llegar gratuitamente a todos.
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EL PERMISO DE EDITARLOS FÍSICAMENTE ESTÁ RESERVADO A: “MISIONERAS DE DON BOSCO”: escribir al siguiente correo para pedir los libros impresos y acordar con ellas cómo se paga: misionerasdedonbosco@gmail.com
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Los escritos irán apareciendo poco a poco tras la nueva revisión que haga yo al publicarlos en el internet, si Dios me concede todavía vida. Todos los escritos cuentan con la aprobación eclesiástica.
Para servir a la Iglesia en su obra evangelizadora del mundo y reevangelizadora de los cristianos.
P. Alfonso Juan Bosco
Díez de Sollano y Ortega SDB
P. Alfonso
Sobre el Autor
¿Qué fue lo que originó que se me fuera despertando el interés por escribir?
Tenía yo 16 años y estaba ya en el Noviciado Salesiano que es el año intensivo para prepararme a ser religioso salesiano y al final hacer lo que se llama la profesión religiosa.
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En ese año a partir de una plática del maestro de novicios que nos habló de que hay que actuar con convicciones, comencé a pensar a fondo y a redactar mis convicciones y así surgieron muchos de mis libros como fruto de lo que yo pienso sobre una cosa y otra.
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¿Cuál fue el primer libro que escribí?
Lo que yo llamé Oración de ayer, hoy y siempre, liturgia de las horas. Al ver que muchos sacerdotes y religiosos no rezaban la liturgia porque no estaba traducida todavía al castellano, hice 15 esquemas de la oración de la mañana, de mediodía y de la noche. De ese librito que hice del tamaño de un cuarto de oficio hice 250 mil ejemplares, hasta que no tuve dinero y entonces entró la Liturgia Oficial de las Horas publicada por Ediciones Paulinas.
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Y así comencé a escribir cada uno de mis libros, no como simple investigación sapiencial, sino como una exigencia pastoral para poder responder a necesidades del pueblo de Dios y en especial de las personas con las que yo trabajaba o trabajo; no son meros libros teóricos, sino prácticos.
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Todos son fruto de reflexión pastoral y teológica sea sobre experiencias llevadas a cabo o sea como solución a necesidades pastorales concretas, probadas y comprobadas con frutos, no son meras teorías o experiencias pastorales hipotéticas recomendables.
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El campo de experimentación práctica han sido todos los lugares donde he trabajado apostólicamente y también en los grupos de Salesianos Cooperadores y aspirantes con los que trabajé casi 15 años; pero en especial, el Centro de Cooperadores “Comunidad Jesús Amigo”, y la megaparroquia que mi hermano el P. Salvador fundó de cero e hizo crecer y que llegó a tener más de 2 500 apóstoles laicos formados con buena parte de mis libros y que, cuando mi hermano la dejó, era posiblemente la mayor de la Iglesia Católica y que en su lugar dio lugar a 6 parroquias de más de 50 mil habitantes cada una.
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​¿Cuál es el estilo que he buscado tener como escritor?
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Yo busco escribir casi como hablo, con lenguaje sencillo y generalmente con párrafos no muy largos, poniendo en un nuevo párrafo y mayor margen lo que en otros escritos sería punto y seguido y subrayando muchas de las frases más importantes con letra negrilla.
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Mis libros, en su mayoría, los puede entender gente que “estudió” el nivel de secundaria, y, sobre todo, los que están acostumbrados a leer y a interiorizar deteniéndose en lo que leen sin querer hacer una lectura rápida y superficial.
Estando dedicado a la formación de apóstoles laicos y ver tantos libritos de una espiritualidad barata y de mera divulgación, mi objetivo al escribir fue ofrecerles algo más sólido conforme a los resultados de la teología y la pastoral actual, de la cual fui promotor durante 9 años que estuve como responsable de los estudios en el seminario teológico salesiano de mi Inspectoría a partir de la especialidad realizada en París y Munich.
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La mayoría de mis escritos tienen aspectos creativos en relación con la teología y la pastoral acostumbrada por la mayoría en el tiempo que los escribí, pero creo que sólidamente fundados.
Mis escritos no son parenéticos o exhortativos, es decir, dirigidos a mover directamente el corazón con anécdotas y oraciones “sublimes”, sino a precisar, aclarar y profundizar la fe y la celebración cristiana, incluso tratándose de oraciones. Están dirigidos muchos de ellos a grupos formativos de estudio, en los que hay que leer y releer y comentar.
Siendo mis libros concreción, como dije, de lo que yo como persona pienso y de mis convicciones, se debe tener en cuenta que cuando yo cito a un autor generalmente no lo cito para apoyar mi pensamiento como autoridad, sino para decir que eso que dice ese autor yo también lo pienso y que sus palabras traducen mis convicciones.
Por eso no me interesa, en la mayoría de los casos, citarlos como se acostumbre citar en las Universidades o trabajos científicos con títulos, fechas, páginas, editoriales…
La misma Biblia la cito al estilo de como la citan los autores del Nuevo Testamento con cierta libertad y no estrictamente al pie de la letra sino dando más importancia al significado y, en casos especiales, uso la traducción que yo mismo hago del original buscando un sentido preciso.
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​¿Cuál es el criterio para escribir libros de distintas especialidades?
Yo no soy especialista en muchas cosas y sin embargo, puedo defender que soy especialista en lo que escribo. Para mí la especialidad no la da la carrera estudiada en la Universidad, sino la vida, lo que uno tiene que estudiar e investigar a fondo con todas las herramientas y experiencias posibles.
La razón de la multiplicidad de temas que yo he tratado es mi vocación salesiana de educador y pastor que debe interesarse por la formación integral de la persona bajo todos sus aspectos.
No puede uno desinteresarse por nada humano y cristiano, por eso he tenido que estudiar toda mi vida y no puedo contentarme como algunos educadores y sacerdotes y, peor aún, obispos que se contentan con lo que estudiaron en la Universidad o en la enseñanza elemental del seminario.
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¿Cuáles son algunos de los temas a los que les he dado más importancia y por qué?
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Principalmente son los que nos pueden llevar a conocer y vivir más nuestra fe cristiana que no sólo es religión sino es una manera de ver toda la vida, de vivirla y celebrarla.
En todos ellos me intereso de aspectos importantes de un verdadero humanismo, aunque no sean libros en donde trato expresamente esto, porque la verdadera educación cristiana querida por San Juan Bosco debe ser integral interesándose en todo por todo lo humano.
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¿Cuáles son en concreto esos temas y su importancia?
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Al final de cada libro se adjunta la lista de los títulos de mis escritos.
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Sin embargo, hay temas sobre los cuales he escrito varios libros:
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Sobre la evangelización cristiana y los temas fundamentales de la fe
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Sobre Biblia
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Sobre Escuela de Oración: principios y ejemplos
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Sobre valores humanos
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Sobre celebraciones familiares de la fe cristiana
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Sobre celebraciones litúrgicas o de religiosidad popular cristiana en vistas a su enriquecimiento.
A muchos les doy una clara orientación formativa juvenil y grupal o familiar y, en cuanto el tema se preste de formación expresamente social.
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Algunas notas sobre mi historia personal
Aunque no descarto y tengo iniciada una historia personal como “Historia del Amor de Dios hacia mí” y las grandes responsabilidades que de allí surgen para darle cuenta a Dios al final de mi vida, sin embargo, presento aquí unas líneas que aclaran algo de mis escritos.
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Nací en 1937 en la ciudad de México. Fui bautizado con el nombre de Alfonso Juan Bosco; mi madre me puso bajo su protección. Fui registrado extemporáneo hasta los 28 años, antes de salir a estudiar a Europa, ya que mis Padres no tenían acta de matrimonio civil y mi padre
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Mi papá se llamaba Carlos Vicente Díez de Sollano y Malo y madre Dolores Ortega y Espinoza, de familias ilustres en la historia de México.
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Mi padre fue un prestigioso científico, ingeniero químico industrial, inventor con patentes internacionales, pero sobre todo un cristiano cabal que me infundió la devoción a Jesús, fundador de los cristeros en Guanajuato, y que por eso tuvo prácticamente que estar huyendo, se cambió tres veces de nombre, perdió su casa y su enorme rancho y todavía hasta Echeverría lo querían matar, le echaron la culpa de ser uno de los autores intelectuales de la muerte de Obregón y “organizador de la Iglesia en contra del gobierno”: cuando yo entré en el seminario él se llamaba Salvador Fernández, por eso yo tuve mi registro civil hasta los 28 años cuando salí a estudiar a Europa. Amigo entrañable de los campesinos desde que a los 14 años que estuvo encargado de la hacienda de su padre y por los cuales trabajó siendo presidente de la Acción Católica campesina y defendió a los braceros yendo a Panamá y a Medellín a abogar por ellos y visitando a todos los obispos de México para que los apoyaran enviando sacerdotes a Estados Unidos.
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Mi madre fue extraordinaria artista de la pintura: estudió en la Academia San Carlos cuando Diego Rivera era el director. Fue de las fundadoras de la Juventud Católica Femenina en la Acción Católica y luego de las Brigadas de Santa Juana de arco para ayudar a los cristeros: fue de las promotoras de los Sindicatos Católicos donde conoció, como secretaria, por primera vez a mi papá que también fundó en San Miguel de Allende, sindicatos que el gobierno “se robó” constituyendo luego los sindicatos gubernamentales de los cuales se sirvió el PRI y el nuevo y peor PRI llamado MORENA para sus acarreados y el enriquecimiento desmesurado de sus líderes vendidos. De mi madre aprendí la devoción al Espíritu Santo. La vida de mis padres fue toda una Epopeya. Quizá pueda escribir algo.
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Entré al Seminario Salesiano a los 11 años pudiendo afirmar que fue por iniciativa del mismo San Juan Bosco a quien estaba consagrado, del cual no sabía nada, excepto que era amigo de los niños. En mi autobiografía lo contaré si Dios me da licencia..’
En el seminario salesiano aprendí latín, griego, italiano, inglés; estudié normal primaria y luego normal superior en física y química; un año tuve quinto año de primaria y 5 años di física, químicas y matemáticas con muy buenos resultados de mis alumnos: fui duro y al mismo tiempo muy querido de ellos y yo los quise mucho.
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Estudiando Teología en nuestro Instituto en México ya con los cambios del Concilio Vaticano II; instigado por el ejemplo de dos de mis hermanas que llegaron a ser prestigiosas catequistas y maestras de catequistas, comencé a frecuentar el Instituto de Pastoral de México, de tal modo que a los dos años de sacerdocio, cuando mi superior de Congregación me pidió ira a una especialización y me dio la posibilidad de yo escoger atendiendo a las necesidades de nuestra Provincia y también el lugar, sin dudar pedí estudiar pastoral en la Universidad Católica de París.
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En París estudié pastoral catequística, pastoral litúrgica y pastoral hodegética en la cual están en confluencia ramos de la pedagogía y sicología con maestros como Daniélou, Liegé, Coudreau… participé también en la facultad de estudios sociales y bíblicos y en la de teología, teniendo maestros de alto renombre que participaron en el Concilio Vaticano II; participé también en cursos de la Sorbona, principalmente en el de Oscar Cullmann; también participé en el curso de Lógica matemática. También fui a Múnich a seguir un curso.
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Todos mis estudios me llevan a buscar una formación integral de la persona, no descuidando nada de lo humano.
Con todos mis estudios sé lo suficiente para poder considerarme especialista de lo que escribo y defenderlo con la razón y con la fe cristiana, pero no más; no tengo ningún título; mis libros se respaldan por su contenido, no por títulos de mi persona ni por algo externo.
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Yo he escrito aprovechando la sabiduría de amigos y enemigos de la fe cristiana y de mi manera de pensar e incluso me he interesado de las tonterías que a cada paso se encuentran en el internet porque de esa manera me vienen a la cabeza puntos que quizá de otra manera no tocaría; pero, al mismo tiempo, en todos los temas escritos tengo muchas afirmaciones creativas propias que buscan edificar más alto o más profundo de lo dicho por otros.
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La práctica donde he experimentado y probado lo dicho, ha sido el de mi vida salesiana, principalmente:
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Lo realizado en los años de formación, en donde tuve muchas experiencias originales y principalmente siendo estudiante de teología donde comencé una experiencia básica de apostolado no acostumbrada y que usaría mucho posteriormente: el visiteo casa por casa que es básico en la pastoral de salida, como dicen ahora.
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Lo realizado en los 9 años que animé a los estudiantes de teología y en donde realicé una experiencia inédita en todo el sistema de estudios y formación de ellos y cuyos frutos demostrativos de la calidad son los mismos alumnos que tuve y demostrado en las universidades europeas donde algunos se especializaron.
Dígase lo mismo de la formación apostólica que pedía a los estudiantes dos horas diarias de apostolado más el fin de semana.
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Los 4 años de magisterio y animación apostólica, no como en la medida que yo hubiera querido, en el “prenoviciado” salesiano de Irapuato.
Y todo el trabajo realizado con la Comunidad Laical Domingo Savio, que allí formé, y con la cual animamos tres años la vida de los 20 pueblos pertenecientes a la Parroquia de Arandas donde estaba el Prenoviciado.En las Semanas Santas tenían los 20 pueblos celebraciones de Semana Santa, desde catequesis en la Semana como las celebraciones Litúrgicas de los días Santos presididos por gente de la comunidad, hasta que llegó un nuevo cura que acabó con todo el trabajo laical que llevábamos y que coincidió con mi cambio a Guadalajara. Y luego la pandemia y, sobre todo, la violencia del narcotráfico acabó con los grupos de la comunidad.
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Lo realizado en la Comunidad Laical Jesús Amigo fundada en 1982 y que todavía perdura produciendo abundantes frutos.
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Lo realizado en la Librería que teníamos en San Francisco de Sales en Guadalajara y los tres años que me prestaron para Lumen 2000 que era obra de la Renovación Carismática para medios de comunicación.
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Lo realizado en la Asociación de Salesianos Cooperadores donde estuve como “delegado” por parte de la Congregación y alcanzamos a tener cerca de 50 grupos en muchas poblaciones principalmente dentro del territorio de nuestra Provincia de Guadalajara.
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Lo realizado en más de 50 años de Misiones de Semana Santa con experiencias extraordinarias.
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Lo realizado personalmente con la Comunidad Jesús Amigo en más de 200 cursos o talleres de Evangelización.
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Lo realizado de manera sistemática plena en los 9 años que estuve como Párroco del Santuario Nacional de San Juan Bosco en la Ciudad de León Guanajuato, en la que los domingos teníamos una participación de unos 11 mil fieles y los marte unos 15 mil por ser el día de los devotos de Don Bosco venidos de todas partes.
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Lo realizado en el último destino donde la obediencia me ha puesto.
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La experiencia en la Megaparroquia (llegó a haber más de 300 000 mil habitantes y más de 2 500 apóstoles laicos formados) que tuvo mi hermano Salvador en Jardines de Morelos, con el cual dialogaba sobre muchas actividades apostólicas que se nos venían a la cabeza..
Todos mis libros, poco más de 90, son experimentación y fruto de todo este trabajo pastoral educativo que Dios me ha concedido realizar y gracias a los superiores religiosos que tuve y que no me cambiaron cada rato, lo cual me permitió realizar trabajos a fondo y, sobre todo, tener tiempo para formar laicos “en comunidad” para trabajar juntos, lo cual requiere tiempo.
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En todo mi trabajo apostólico tengo que reconocer y agradecer que sólo con los laicos apóstoles formados he podido realizar todo lo que he hecho en mi vida en todas partes: mi riqueza es riqueza de los laicos.
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Mi vida sacerdotal no puede entenderse sin laicos que trabajan codo a codo conmigo como comunidad de la que me siento animador y parte y en la que hasta me corrigen y reaniman y en la que nadie, ni alguno de ellos ni yo, se clericaliza sintiéndose aparte o más que los demás, lo cual es un peligro muy fuerte, pasado y presente, para los mismos laicos. Esta es una experiencia fundamental de mi vida que no he sabido hacer que otros sacerdotes la experimenten ni para su propio bien ni para su eficacia apostólica, ni siquiera ahora en que se habla tanto de trabajar con laicos y de la sinodalidad de la Iglesia.
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Espero que mis escritos algo contribuyan frente a toda esta desorientación de la humanidad y en el esfuerzo por realizar una Nueva Evangelización.
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Si piensan que en algo sirven, háganles propaganda.
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¡Que Dios sea bendito!